by: Rebecca J. Brimmer, Presidenta Internacional
Tom y yo vivimos en Israel por 33 años. Vivimos ahí durante guerras, ataques terroristas, atentados suicidas e incendios provocados por terroristas. Durante la era de Saddam Hussein, corrimos a refugios antiaéreos con nuestros vecinos israelíes y nos pusimos máscaras de gas. En una época, los atentados suicidas en Jerusalén eran algo habitual.
Muchos trabajadores internacionales salieron en tiempos de tensión; sus empresas los enviaron a lugares más seguros; sin embargo, nosotros nunca salimos a causa del peligro. Creíamos que era el mejor momento para mostrar nuestro apoyo a Israel en tiempos difíciles. Aunque hubo momentos en que sentimos la adrenalina fluyendo por nuestros cuerpos en respuesta al aullido de las sirenas, también teníamos paz en nuestros corazones. Muchos israelíes expresaron su asombro por el hecho de que nos quedáramos y de que tuviéramos un corazón en paz en medio de los problemas. ¿Cómo es eso posible?
Creo que una respuesta es que encontramos fe al recordar lo que Dios ha hecho en el pasado y creer que Él puede y va a actuar en nuestro favor en el futuro. En las Escrituras, el Señor nos dice que recordemos Sus actos, y creo que es exactamente por esta razón. Él quiere fortalecer la fe en Su pueblo. Él les dijo a los hijos de Israel que contaran Sus fieles acciones a sus hijos. Cada año, durante el ciclo bíblico de fiestas, se vuelven a contar las historias de las acciones de Dios en favor de Israel. De manera similar, aprendemos de nuestros padres y abuelos cuando comparten sus propias experiencias, y la fe se fortalece de generación en generación.
Milagros experimentados
He sido testigo de muchos milagros. Un día, estaba caminando cerca del shuk (mercado al aire libre) en Jerusalén para encontrarme con Tom. Habíamos acordado una hora específica para encontrarnos y yo no tenía tiempo para hacer compras. Entonces, cuando tuve el deseo repentino de entrar en una librería, descarté de inmediato la idea, diciéndome: “Becky, no tienes tiempo ni dinero. ¡No tiene sentido pasar por Book Maven!”. Descarté la idea tres veces, pero para mi sorpresa, de repente me encontré en la tienda, preguntándome por qué estaba allí. Fue entonces el momento cuando explotó una bomba, justo por donde habría estado caminando, si no hubiera tomado el desvío hacia la tienda. Estoy convencida de que el Señor me protegió.
Milagros presenciados
Durante la Guerra del Golfo en 1991, Saddam Hussein bombardeó áreas civiles de Israel con 39 misiles Scud. Vi edificios totalmente demolidos. Todos los días leíamos en el periódico relatos de milagrosos casos de protección. Uno de ellos se destaca en mi memoria.
Un hombre judío ortodoxo llegó a su casa el viernes por la tarde, esperando una comida normal de Shabat (día de reposo). Sin embargo, su esposa lo recibió e insistió en que no se quedaran en su casa durante el Shabat. ¿Adónde irían?, se preguntó perplejo. Trató de razonar con ella, pero ella no se calmó. Finalmente, llevaron a toda la familia a otro lugar.
Esa noche, su casa recibió el impacto directo de un misil Scud y quedó completamente destruida. Sin embargo, toda su familia se salvó porque la madre “sabía” que tenían que estar en otro lugar. Los periódicos mostraban a este hombre envuelto en su manto de oración caminando de un lado a otro frente a su casa destruida, orando y agradeciendo a Dios por una esposa justa.
Recuerdo otra foto en el periódico de un joven enterrado entre escombros, con solo su cabeza sobresaliendo de las rocas. Los rescatistas limpiaron los escombros con cuidado y descubrieron que no tenía heridas de ningún tipo.
La Segunda Intifada (levantamiento palestino) ocurrió entre 2000 y 2005, y los atentados suicidas eran habituales. Varios voluntarios de Puentes para la Paz estaban cerca cuando una de estas bombas detonó, pero ellos se salvaron del daño. Dos de nuestras voluntarias estaban caminando por una calle cuando una le dijo a la otra de repente: “Tenemos que regresar en la otra dirección”. Así lo hicieron y cuando llegaron al final de la calle, una bomba detonó al final de la calle, justo donde habrían estado si no se hubieran dado la vuelta. La mujer nos dijo después que el Señor le habló al corazón.
Otro de nuestros voluntarios estaba esperando un autobús cuando explotó justo delante de él. Se sintió como si estuviera en una burbuja, ya que la explosión pasó por encima y alrededor de él, sin causarle daño físico.
Cuando trabajamos como voluntarios en un kibutz (una comunidad colectiva), Tom trabajó con un hombre que había sido oficial en la Primera Guerra del Líbano en 1982. Le contó que una vez le ordenaron junto con sus diez hombres asegurarse de que un wadi (un cañón de un río seco) estuviera libre de combatientes enemigos. Cuando doblaron una esquina, un terrorista saltó desde detrás de una roca, apuntándoles con un rifle automático Kalashnikov y vaciando el cargador a quemarropa. El terrorista luego logró colocar un segundo cargador en su arma y disparó la mitad antes de que lo mataran.
Yuval le dijo a Tom: “Nadie falla con un arma automática a esa corta distancia, pero a mí no me alcanzaron. Me di vuelta lentamente, esperando ver a todos mis hombres muertos en el suelo a mi alrededor. Pero a ninguno de nosotros nos habían alcanzado”.
Yuval admitió: “Mis hombres y yo hemos hablado de ello muchas veces y creemos que Dios envió ángeles que bloquearon las balas para que no nos alcanzaran”.
Los milagros continúan
Israel se enfrenta una vez más a un momento difícil y, una vez más, el equipo de Puentes para la Paz ha decidido permanecer a su lado.
En abril, Irán disparó más de 300 misiles y drones armados contra el estado judío. Israel y sus aliados lograron superar el ataque. En todo Israel, la gente hablaba del milagro que habían experimentado.
Los enemigos de Israel seguirán intentando aniquilar al estado judío, pero debemos recordar que el Dios de Israel está vivo. De la misma manera milagrosa en que Él actuó en el pasado, lo hará en el futuro. Edificamos nuestra fe recordando quién es Él, qué ha prometido y cómo ha actuado en el pasado. “En Dios solamente espera en silencio mi alma; de Él viene mi salvación. Solo Él es mi roca y mi salvación, mi baluarte, nunca seré sacudido.” (Sal 62:1-2 NBLA).
Publicado en septiembre 26, 2024
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