×

Debit/Credit Payment

Credit/Debit/Bank Transfer

[addthis tool="addthis_inline_share_toolbox_above"]

La guerra de Israel por la supervivencia

March 22, 2025

Soldados israelíes cerca de la Franja de Gaza el 18 de marzo de 2025

Israel no tiene más remedio que volver a la guerra y avanzar, para conseguir la liberación de sus rehenes. Durante meses ha carecido del apoyo fiable de la comunidad internacional, y ahora, por fin, ha llegado el momento con el respaldo de Estados Unidos.

Sin embargo, en lugar de la solidaridad de los organismos internacionales, Israel se enfrenta al habitual aluvión de retórica hostil, mentiras y condena ciega. Al volver a combatir en Gaza, se enfrenta al previsible clamor por un alto al fuego incondicional, uno que solo allanaría el camino para futuras masacres. Un alto al fuego permitiría a Hamás reagruparse, seguido por Jizbolá y, en última instancia, por Irán. Pero esta vez, Israel no caerá en la misma trampa. La lección del 7 de octubre se ha aprendido; no solo sobre la brutalidad de Hamás; sino también sobre la incesante oleada de culpa y veneno internacional, incluso desde el propio Israel.

Mientras los cuerpos de los niños asesinados yacían sin enterrar, mientras las mujeres eran brutalizadas y se contabilizaban los cuerpos de los desmembrados, las Naciones Unidas pidió un alto al fuego. Entonces, como ahora, la única preocupación de estos supuestos humanitarios, era mantener su cohesión ideológica: ‘una obsesión con un pacifismo autodestructivo, que sirve a los intereses políticos de un electorado occidental cada vez más islamizado’. El sufrimiento de los rehenes en los túneles de Hamás, la reconstrucción constante de la infraestructura terrorista, y la preparación explícita para otro genocidio contra el pueblo judío, son preocupaciones secundarias para ellos.

Israel no ha tenido más remedio que atacar de nuevo a Hamás, ya que no hacerlo habría permitido, la plena reconstitución del eje terrorista de Irán, que se extiende desde Teherán hasta el Líbano. El discurso global en torno a los rehenes se ve inundado, por un mar de ruido con motivaciones políticas, con un único y cínico objetivo: el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. El nivel de odio dirigido contra él es notable. Impide que la gente vea una verdad evidente: ‘cuando tu vida está en juego, debes defenderte’.

La actual ofensiva en Gaza tiene un objetivo principal: ‘romper la negativa de Hamás a liberar a los rehenes’.

Cada día que pasa sin acción militar, fortalece la capacidad de Hamás para prolongar la crisis; reconstruir sus fuerzas; y rearmarse para el próximo ataque.

Justo ayer, Hamás volvió a obligar a los residentes de Tel Aviv a refugiarse en lugares  antiaéreos, por nuevas descargas de misiles. En Judea y Samaria, los ciudadanos israelíes se enfrentan a diario a ataques de Hamás, la Yihad Islámica e incluso de miembros de Fatah.

Las familias de los rehenes que protestan en las calles tienen razón en su agonía, pero su ira debería dirigirse contra Hamás, no a Netanyahu. El primer ministro ya ha agotado todas las vías de negociación posibles. Hamás se niega a hacer concesiones reales. El reciente estancamiento permitió al grupo terrorista consolidar sus demandas, convirtiéndola en una batalla por su supervivencia, en lugar de una verdadera liberación de rehenes. Hamás busca mantenerse en el poder, liberar a miles de asesinos convictos a cambio de unos pocos rehenes, y emerger de este conflicto más fuerte que nunca, listo para planear el próximo 7 de octubre.

Netanyahu, desafiando las expectativas, ha tomado medidas audaces e inesperadas. Los críticos afirman que solo lo hace para asegurar su coalición, apaciguando a figuras de extrema derecha como el recientemente reelegido ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, pero las cifras revelan otra historia: ‘Netanyahu no necesita los votos de Ben Gvir para mantenerse en el poder’. Otros argumentan que ‘está atacando al jefe del Shin Bet, Ronen Bar, en represalia por una investigación sobre la oficina del primer ministro y sus vínculos con Catar’. Sin embargo, ni siquiera el poder judicial israelí ferozmente independiente, ha encontrado pruebas de la participación de Netanyahu. Por el contrario, la investigación ha revelado graves fallos de inteligencia en la agencia de Bar, fallos que contribuyeron directamente a los horrores del 7 de octubre.

Por supuesto, a su debido tiempo se llevará a cabo una investigación política y militar completa. Pero en una democracia, existe una clara distinción entre líderes electos y funcionarios designados. Estos últimos son responsables ante quienes los designan. Si Netanyahu no puede ejercer autoridad sobre altos funcionarios de seguridad, es porque su afiliación política no es del agrado del establishment israelí, de tendencia izquierdista. Esto es inaceptable.

Israel lucha por su supervivencia. Finalmente ha aprendido a hacerlo, y ninguna postura retórica lo detendrá.

En cuanto al número de víctimas palestinas, recordemos que estas cifras provienen de Hamás y, en el mejor de los casos, son poco fiables. En cualquier caso, nadie en Gaza habría muerto, y nadie estaría muriendo ahora, si Hamás simplemente hubiera devuelto los rehenes. Es Hamás quien carga con la plena responsabilidad de cada vida perdida.

 
Traducido por Chuy González – Voluntario en Puentes para la Paz    

 

Posted on March 22, 2025

Source: Un artículo por Fiamma Nirenstein, originalmente publicado por Jewish News Syndicate el 20 de marzo de 2025. (El vocabulario respecto al tiempo ha sido modificado para reflejarse en nuestra publicación del día de hoy). Puedes ver el artículo original en este link.

Photo Credit: Chaim Goldberg/Flash90/jns.org